El MCC es una realidad eclesial abierta, en el que participan personas que han vivido el Cursillo y quieren continuar caminando juntas para vivir en cristiano. Pero además, requiere un grupo de personas que asuma de forma especial la mentalidad y se haga responsable de su actuación estratégica y metodológica. Ese grupo es vital para la vida del MCC: es el que constituye las “Estructuras de Servicio” del MCC, Escuela y Secretariado (IFMCC3 no 292, 316-318).
— La Escuela es ante todo un grupo humano, una comunidad, independientemente de cómo y cuándo se reúna. Es el grupo formado por los dirigentes del MCC, las personas que han asumido de forma libre y como vocación específica el servir a la misión evangelizadora de la Iglesia en el MCC, como responsables de toda la vida y la actividad del Movimiento (IFMCC3 no 319, 328, 330). — La Escuela existe con una finalidad: posibilitar la vida del MCC, Es decir, existe para servir, para ayudar a otros. Pretende, primero, capacitar a los dirigentes para que sean auténticos dirigentes, viviendo el carisma del MCC. Y promover y encauzar su actuación, tanto en los grupos del MCC como en los ambientes, en el marco del método propio del MCC (IFMCC3 no 320-324).
— Para alcanzar esa finalidad, la Escuela se desarrolla en tres dimensiones básicas: santidad, comunión y formación, que tendrán que concretarse eficazmente para potenciar la vida de los dirigentes e impulsar así la vida del MCC (IFMCC3 no 325-327, 348-349). — A partir de la Escuela se constituye el Secretariado como un organismo de coordinación y orientación del MCC. Está al servicio de toda la realidad del MCC y tiene la responsabilidad y la autoridad para velar por su identidad, promover su acción y concretar su integración eclesial (IFMCC3 no 331-335).